El 1º de julio de 1974, a las 14:05, la Señora María Estela Martínez de Perón, con expresión de profunda tristeza informaba, por cadena nacional que hacía menos de una hora había fallecido Perón. Terrible noticia, todos conocíamos su estado de salud, pero nos costaba aceptarlo, el país lo necesitaba tanto que era preferible negar la realidad.
Era nuestro Presidente de la Nación, elegido por tercera vez con el 62% de los votos, apenas 10 meses antes.
Hoy a 44 años de su desaparición física, su presencia sigue viva en el corazón de todo el pueblo trabajador. Y no creo que sea únicamente por las medidas económicas que adoptó durante sus mandatos, con una justa distribución de la riqueza que, por fin, permitía soñar con un presente y un futuro mejor. Tampoco fue solo por la acción social o por su habilidad política. El justicialismo significó todo eso y mucho más puso el acento en el respeto hacia los trabajadores, en reconocerles su valor. A eso no se va a renunciar ni ahora ni nunca.
En 1953, siendo Presidente, Perón mismo lo explicó en las clases que impartía en la Escuela Superior Peronista, solo un párrafo resume muchísimo: “Ahora sí comienza la historia del hombre liberado. En esta hora, en nuestra patria, los hombres trabajan libres e iguales y el trabajo es el medio de su educación y perfeccionamiento, no el de su esclavización y embrutecimiento.”
Los metalúrgicos rendimos homenaje a nuestro líder con el mismo respeto y amor que él nos brindó.