Transcurrieron 96 años desde el nacimiento del compañero José Ignacio Rucci ocurrido el 15 de marzo de 1924.
Muchacho humilde y sencillo, trabajó como lavacopas en una confitería del barrio de Flores (donde sería fatalmente asesinado quince años después) y deambuló dos años por diversos empleos. El 17 de octubre de 1945 marcó su vida y su futuro, fue uno más perdido entre la multitud que marchó a la Plaza de Mayo y quedó conmovido por Perón.
En 1946 comenzó su actividad sindical en la importante fábrica siderúrgica Somisa (Sociedad Mixta Siderurgia Argentina, actual Ternium), de San Nicolás de los Arroyos-Ramallo.
Cuando en el año 1955 la tremenda dictadura militar autodenominada Revolución Libertadora derrocó al gobierno de Juan Domingo Perón, en una de las etapas más oscuras en la historia de nuestro país, pasó a ser miembro activo de la Resistencia Peronista.
En el año 1960 el compañero Rucci ocupó el cargo de secretario de Prensa de nuestra Unión Obrera Metalúrgica dirigida entonces por el compañero Augusto Timoteo Vandor, y en 1964 fue designado interventor en la seccional San Nicolás, donde luego fue secretario general.
En el año 1970 Rucci fue elegido Secretario General de la CGT. El día 6 de julio de 1972 se reunió en Buenos Aires el Congreso general del trabajo y el consejo directivo para elegir las nuevas autoridades, para el periodo 1972-1974. José Rucci fue electo por otro periodo y seguidamente pronunció un discurso en el que expresa su más profundo sentir peronista:
“…Lo más importante que ha arrojado este congreso nacional de la Confederación General del Trabajo es la más absoluta preafirmación de unidad, solidaridad y organización. (…)
Hoy el movimiento obrero está perfectamente esclarecido y sabe que el camino de la reivindicación de la patria tiene un solo nombre y tiene una sola causa (…) y esa causa es la causa del pueblo, es el resultado de una causa mal entendida y prostituida desde hace 17 años, es la causa de la marginación del pueblo en las grandes decisiones que espera este país y frente a esta alternativa histórica el movimiento obrero argentino no puede seguir tirando trompadas al aire pretendiendo combatir los efectos cuando el gran mal se da en la causa y esa causa es política hacia nuestro país, hacia nuestro movimiento y de ahí en más la clase trabajadora tiene que ser categórica y definitoria en sus apreciaciones. La central obrera mancomunada con el pueblo solo reclama la legitimidad del poder.
Es por eso que el movimiento obrero argentino sindicalmente organizado quizás lo único que este organizado en nuestro país, reclama y reclamará permanentemente que se anule esa causa que nos ha prostituido y se abra la puerta para que por el camino ancho de la liberación entre ese pueblo (…) y con el gobierno en sus manos plasme la legítima revolución que anhelamos todos los argentinos. Y en esta síntesis ningún dirigente, ningún trabajador que realmente quiera a su patria podrá escapar a esa tremenda responsabilidad y esa responsabilidad será en primer término hacer de la unidad del movimiento obrero un símbolo y ofrecer esa unidad al país con un aporte de los trabajadores y entender definitivamente en función de lo que somos, en función de lo que hemos abrazado desde lo más profundo de nuestros corazones, que es el movimiento Peronista, solamente existe en el ejercicio de la conducción de este grandioso movimiento, que es del pueblo y para el pueblo, la figura del General Juan Dominigo Peron.(…)”.
Gracias a compañeros que lucharon tan apasionadamente como Rucci el 17 de noviembre de 1972, 17 años posteriores a su derrocamiento, el ex-presidente Juan Domingo Perón volvió a su patria tras casi dos décadas de proscripción y exilio.
El 12 de octubre de 1973 el creador de nuestro movimiento, Juan Domingo Perón asumió por tercera vez la Presidencia de la Nación. Solo 44 días más tarde, a las 12:15 del 25 de septiembre, el compañero Rucci fue brutalmente asesinado.
«Quiero mucho a la vida. No creo que exista alguien a quien no le preocupe la muerte. Pero uno es consciente de responsabilidades y sabe que esas responsabilidades le pueden deparar la muerte». José Ignacio Rucci, 1972.
Los metalúrgicos honramos su memoria, por su enorme ejemplo de lucha y profunda lealtad, y en su nombre agradecemos la entrega de tantos compañeros peronistas que lo dieron todo por las causa más sentida y más vigente de nuestro pueblo trabajador.