Un día como hoy en 1919, nacía María Eva Duarte en Los Toldos, en tiempos de indiada y tolderías en el interior profundo de la provincia de Buenos Aires. Chola o Negrita, como la habían apodado, se escapaba y compartía lo mucho o poco que tenía con sus amigos. Era una infancia humilde y feliz, pero la tragedia dio vuelta esa vida apacible debido a la muerte de su papá, de ascendencia burguesa y con otra familia oficial. Así fue como llegó el destierro que la obligó a dejar ese paraje rural con su madre y sus cuatro hermanos mayores para trasladarse a Junín.
En momentos en que las revistas, y la radio se consumían como pan caliente, las estrellas de cine eran consideradas verdaderamente diosas. Esa niña soñadora se destacaba ya en la escuela primaria por sus cualidades para la declamación dramática y con jóvenes quince años se decidió a seguir su inclinación artística y puso norte a Buenos Aires. Los comienzos fueron difíciles pero ella tenía un espíritu de lucha poderoso y durante los siguientes 10 años los trabajos se sucedieron en radio y en cine. El carnet 639/0, que le otorgó la Asociación Argentina de Actores en 1939, consolidó su carrera artística y su bienestar económico.
En 1943 trabajando contratada por una compañía de radioteatro en la mítica Belgrano, Eva advirtió faltas en el trato a los trabajadores. Su reacción fue fundar el sindicato de su radio. La pasión por defender a los necesitados ya se manifestaba con acciones concretas.
La catástrofe provocada por el terremoto de Caucete, en San Juan marcó su destino. El festival para recaudar dinero y donaciones para las víctimas que tuvo lugar el 2 de enero de 1944 fue la ocasión que permitió su primer encuentro con el entonces Coronel Juan Domingo Perón. El amor los encontró y el matrimonio fue sólo una formalidad.
Con la llegada de Perón a la presidencia de la Nación, comenzó su trabajo en la Fundación Eva Perón, marcado por su larga lucha para conquistar los derechos sociales de los más postergados. Su legado fue inmenso, solo como ejemplo cabe mencionar: promoción del deporte y la educación a través de becas, hogares para la tercera edad, tránsito para mujeres solas o con hijos a cargo, hospitales y policlínicos, viviendas sociales, acceso a microemprendimientos para mujeres, turismo social, el voto femenino y mucho más.
La muerte la sorprendió en la plenitud de su vida pero su obra ha trascendido las fronteras. La recordamos en este 101° aniversario de su natalicio con sus propias palabras: «Pongo junto al alma de mi pueblo, mi propia alma. Yo no quise ni quiero nada para mí. Mi gloria es y será siempre el escudo de Perón y la bandera de mi pueblo. Y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria.»